sábado, 21 de junio de 2014

Cosas interesantes...

               Dime cómo eres y te diré cómo enseñarte mejor

Rocío Díaz es Doctora en psicopedagogía, licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación y Master en Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación. Actualmente es profesora adjunta en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) y evaluadora experta independiente en la OAPEE.
Rocío es una persona apasionada por su trabajo, depositando en él fuertes dosis de innovación, tecnología y creatividad.                                                    
 
Dime cómo eres y te diré como enseñarte mejor
Aunque son muchas las voces que a lo largo de los años han venido proclamando una educación personalizada, significativa, centrada en el alumno como sujeto activo y constructor de su propio aprendizaje, lo cierto es que, salvo contadas experiencias innovadoras, la educación hoy día sigue siendo una actividad muy alejada de estos planteamientos. A menudo, los materiales utilizados en educación en general y particularmente los relacionados con el e-learning, están diseñados sin tener en cuenta las diferencias individuales de los estudiantes, sus estilos de aprendizaje o los conocimientos previos que puedan tener. Por estos motivos, es necesario fomentar el conocimiento sobre los estilos de aprendizaje y su aplicación práctica en el campo del e-learning con vistas a superar estas dificultades y realizar ese necesario cambio cualitativo que los actuales sistemas de enseñanza-aprendizaje necesitan.
Como anunciaba el polifacético Seymour Papert (1984) hace ya algunas décadas: Podemos aprender más, y más rápido, si tomamos control consciente del proceso de aprendizaje, expresando y analizando nuestra conducta.Para traer a la práctica estos planteamientos, los docentes debemos indagar y cuestionarnos: ¿cómo aprenden nuestros alumnos? ¿Cómo les enseñamos?; ya que la forma de enseñar afecta indiscutiblemente a la forma de aprender. No debemos olvidar que los alumnos aprenden de manera más efectiva cuando les enseñamos teniendo en cuenta sus estilos de aprendizaje preferentes.

El conocimiento de ambas formas de enseñanza-aprendizaje servirá como punto de partida para desarrollar nuevas estrategias y metodologías de enseñanza, mucho más acordes con las verdaderas necesidades y realidades educativas de los/as alumnos/as, lo que supondrá una mejora en la calidad de la enseñanza.
El término “estilos de aprendizaje”, hace referencia al hecho de que cada uno de nosotros empleamos nuestros propios métodos o estrategias a la hora de aprender, conformándose así un estilo inherente a cada sujeto.
No hay estilos puros, del mismo modo que no hay estilos de personalidad puros: todas las personas utilizamos diversos estilos de aprendizaje, aunque uno de ellos suele ser el predominante. Los estilos de aprendizaje son los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores relativamente estables, de cómo percibimos las interacciones y respondemos a un ambiente de aprendizaje concreto.
Como ocurre a menudo en las ciencias sociales, existen detractores y opositores a estos planteamientos y también muchas discrepancias internas entre los que defienden el valor de conocer dichos estilos. Sin embargo, parece que hay acuerdo entre los componentes o dimensiones que deben analizarse: motivación, estímulos positivos, tipo de materiales que los sujetos emplean, niveles de atención, tipo de agrupamiento, preferencias de contenidos, áreas y actividades y condiciones físico-ambientales.
Existe una amplia variedad de instrumentos de evaluación que suelen incidir en algunas de estas dimensiones en detrimento de otras. Por nuestra parte, elegimos inicialmente el “Inventory Learning style (ILS)” desarrollado por Honey & Mumford (Velmunt, 1992) basado en estudios previos realizados por Kolb. En él se definen cuatro estilos de aprendizaje:
Activos
Disfrutan ante actividades nuevas y desafiantes. La mayoría de estos sujetos, se benefician del aprendizaje a través de la experiencia y del trabajo colaborativo. Se sienten cómodos realizando diversas tareas, planteándoles nuevas experiencias y problemas de los que aprender.
Reflexivos
Prefieren ver las cosas desde diferentes perspectivas, teniendo la oportunidad de planificar con antelación todo aquello que hacen. Son muy atentos con los detalles y buscan el significado de las cosas por encima de todo. A las personas con un estilo preferentemente reflexivo, les gusta observar las situaciones antes de estudiar los temas y realizar análisis e informes. Necesitan tiempo para producir nuevas ideas y teorías basadas en las nuevas experiencias.
Teóricos
El aprendizaje más beneficioso para ellos tiene su base en modelos, teorías o conceptos, y el análisis de las ideas de manera lógica dentro de entornos estructurados. Analizan las cosas profundamente y les gusta escuchar o leer acerca de ideas interesantes siempre que hagan hincapié en la racionalidad y se argumenten en ella.
Prácticos
Aprenden más fácilmente a través de la aplicación práctica de lo que estudian, con una relación evidente entre los contenidos y las aplicaciones de estos en la “vida real”. Consideran que han adquirido un buen aprendizaje cuando lo que aprenden posee una  validez alta para resolver problemas o situaciones reales y se les presentan oportunidades para poner en práctica los conocimientos adquiridos con el asesoramiento de expertos.
El primer paso a la hora de diseñar itinerarios formativos será por tanto, evaluar los tipos de estilos de enseñanza. En base a estas tipologías, teniendo en cuenta la posibilidad de contemplar una mezcla de algunas de ellas puede plantearse un abanico amplio de actividades y situaciones adaptadas a las características personales de cada alumno/a.

Paper, S. (1984). New Theories for New Learnings, in School Psychology Review, University of Minnesota.
Vermunt, J.D.H.M. (1992). Learning styles and guidance of learning processes in higher education. Amsterdam: Lisse Swets and Zeitlinger.

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